viernes, 26 de marzo de 2010

El tiempo mata / La Nación

(para leer on line http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1238784)

Crítica de libros


Fuga y destierro

Felipe Fernández

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Publicado en edición impresa

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El tiempo mata

Por Agustín Gribodo

Ediciones de la cultura

88 Páginas



"Tal vez si hubiera sido un poco más cobarde [...], apenas lo suficiente como para mantenerme lejos, nada de esto habría pasado...", piensa Gustavo, el protagonista de El tiempo mata , novela corta de Agustín Gribodo que obtuvo la Segunda Mención en el Premio Bienal Federal 2008 correspondiente a ese género.



Mientras es esposado por la policía, Gustavo se lamenta por los dos días que han precedido al "hecho aberrante de un crimen -el que había cometido-". Después de veinte años de ausencia, había vuelto al hogar a reunirse con sus hermanos Ernesto, Marta y Ariel, luego del fallecimiento de su madre.



Gribodo planta la intriga en las primeras páginas, pero no da a conocer el nombre de la víctima ni el motivo o los detalles de su muerte hasta el final. En el medio expone, de manera directa y descarnada, la serie de situaciones que han desencadenado la tragedia.



Uno de los nudos del argumento se centra en el conflicto que enfrenta a los hermanos. Ernesto y Ariel se proponen vender la casona familiar. En cambio Marta, una mujer soltera que consagró su vida al cuidado de sus padres, se opone terminantemente porque quiere seguir viviendo allí. De un lado y del otro tironean al cuarto hermano para que apoye una de las dos posiciones. En ese clima de discordia, matizado por viejos rencores del pasado, recrudece el doloroso desarraigo de Gustavo, que no se siente "parte de ninguna familia". Una caminata por el barrio, las fugaces conversaciones con un ex compañero de estudios y una antigua novia acrecientan esa sensación.



La nouvelle sugiere, por medio de un incidente, la razón que puede haber determinado ese destierro voluntario. Quizá no sea una sola, sino varias. Por eso, en lugar de enfocar una luz clínica sobre el perfil emocional del protagonista, el autor prefiere sumirlo en una penumbra ambivalente en la que oscilan la culpa por un alejamiento asumido como una fuga y el arrepentimiento por un regreso que se revela como una trampa.



© LA NACION

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